10º TOUR DE SAN LUIS - 4ª ETAPA 
jueves, 21 enero de 2016 | 21:21

Una caricia al cielo 

Allí, a más de 1700 metros sobre el nivel del mar, finalizó la cuarta etapa del Tour de San Luis, justo donde El Amago le brinda una caricia al cielo, con un impactante paisaje que combina la flora y la fauna autóctona de la provincia, y con elevaciones rocosas con diversas formas producto de la erosión del viento.

El Amago, que quedó en poder de Eduardo Sepúlveda.

El Amago quedó en poder de Eduardo Sepúlveda.

La acción comenzó minutos antes de las 15:00 con la salida neutralizada. Las elevadas temperaturas, alrededor de 35°C en la ruta de carrera, y el fuerte viento del sector norte fueron protagonistas en la cuarta jornada del Tour de San Luis.

El paso de la caravana por los barrios del norte de la ciudad capital, brindaba un espectáculo sin igual. La competencia se dirigió rumbo a la ciudad de La Punta, para más tarde llegar al ingreso de Villa de la Quebrada, donde la gente se fue acercando a la fuente ubicada sobre la Autopista 25 de Mayo con la intención de ver el paso de los ciclistas. Como en una procesión, similar a los peregrinos que asisten año a año el día 3 de mayo, los pedalistas arribaron al ingreso principal de la localidad. Las palmeras ubicadas en el cantero central servían de refugio para los pobladores que recibieron con banderas y carteles a los pedalistas.

El público saludó el paso de los competidores y de la caravana multicolor.

El público saludó el paso de los competidores y de la caravana multicolor.

Una pequeña pero intensa subida en Nogolí, los llevó a tomar la Ruta Nº 146 con destino a San Francisco del Monte de Oro. En el ingreso a la localidad, donde Domingo Faustino Sarmiento dio sus primeros pasos como docente, las palmeras y los pinos acompañaban al pelotón que se desplazaba a buen ritmo.

En la Plaza Pringles, ubicada en el centro de la localidad, los habitantes se agolparon para esperar el paso del Tour.

El Dique Las Palmeras dejaba ver sus colores azulados, provocados por la luz intensa del sol. En sus vertientes, el agua se deslizaba sobre algunas rocas, en el mismo momento en que tres pequeños jugaban en la orilla, ante la atenta mirada de su madre.

Ya en pleno ascenso al cerro El Amago, la gente se apostaba a los laterales de la calle para no perder detalle de la carrera. Algún niño intrépido desafiaba las leyes de la gravedad trepando las rocas que se dejaban ver sobre la espesa vegetación.

Algunos esperaron la llegada de los corredores, cómodamente instalados.

Algunos esperaron la llegada de los corredores cómodamente instalados.

El imponente paisaje no da respiro a las retinas que se abren y se cierran para registrar cada momento. A la vera del camino, los espectadores, provistos de sillas, mesas, sombrillas y mucho liquido, disfrutaban del lugar y esperaban el paso de los primeros ciclistas que ya habían emprendido la subida.

En la llegada, la escena se repetía como en todos los sectores de la subida. De fondo, el Sololosta y el Tomolasta se erguían en el horizonte, como queriendo ser partícipes de una nueva fiesta del Tour.

Nadie se quiso perder el final en El Amago, que quedó en poder de Eduardo Sepúlveda. Ahora será el momento de viajar a uno de los máximos puntos religiosos de la provincia, Renca, para la quinta etapa del Tour de San Luis que desde hace 10 años enamora a propios y extraños.

Las bellezas nunca pueden faltar a lo largo de la competencia.

Las bellezas de la mujeres nunca pueden faltar a lo largo de la competencia.

 

Nota: Jorge Gallego.

Fotos: Luciano Grangetto.

Corrección: Mariano Pennisi.

Contenidista: Pablo Lucero / Jorge Scivetti.