LITERATURA
miércoles, 20 enero de 2016 | 15:42

San Luis Libro donó 111 obras para “la Biblioteca de ‘Charlie’”

Se suman a los ejemplares que dejó el ávido lector y estarán a disposición de toda la provincia para consultas. Además de un catálogo digital, se coordinarán actividades culturales mensuales y presentaciones de libros en la sala ubicada en las instalaciones de El Diario de la República.

San Luis Libro donó 111 obras para “la Biblioteca de ‘Charly’” que funciona en El Diario de la República.

San Luis Libro donó 111 obras para “la Biblioteca de ‘Charly’” que funciona en El Diario de la República.

Entre los nueve estantes donde se ubican 384 libros de todos los géneros, resalta un ajado lomo marrón. Son las obras completas de Oscar Wilde, autor que además de Frank Herbert, Nietzsche, Fontanarrosa y Antonio Esteban Agüero, frecuentaba Carlos Juan Rodríguez Saá.

Cada anaquel del ex integrante del Consejo Directivo del grupo Payné, fallecido el año pasado, invita a pasar horas con los ojos pegados a páginas de literatura universal, argentina, filosofía y varios diccionarios.

Este miércoles, a las 11:00, el Subprograma San Luis Libro donó 111 obras para el espacio de lectura que abre sus puertas a todo el público en el salón principal de El Diario de la República, sobre Avenida Lafinur 924.

Durante la entrega, María Antonia “Tona” Salino manifestó que el lugar en honor a su hijo se llama “la Biblioteca de ‘Charly’”. “Para quien la quiera consultar, va a estar disponible mañana y tarde”, dijo. “Queríamos que estuviera en el corazón del diario”, agregó.

Luego, el jefe del Subprograma San Luis Libro, Pedro Bazán, consideró que Carlos Juan “fue un pionero de la Puntanidad”.

Salino indicó que la biblioteca conectará con el archivo del medio gráfico. Además de un catálogo digital, se coordinarán actividades culturales mensuales y presentaciones de libros.

Por su parte, Bazán, acompañado por funcionarios del Ministerio de Turismo y Las Culturas, indicó que se desarrollarán códigos QR en las esculturas, bibliotecas itinerantes y sueltas de libros en las plazas de la ciudad. Asimismo se trabajará en una enciclopedia provincial.

“En esta nueva etapa hemos decidido que el libro llegue a la comunidad. Nosotros creemos que el antiguo Templo ‘Santo Domingo’ también tiene que estar abierto a la ciudad. Es nuestra obligación estar en cada biblioteca de San Luis”, sostuvo. La iniciativa se suma a otras planificadas a fin de llevar libros a diferentes centros de salud, hospitales, centros de día y hogares de ancianos.

“Tona” agradeció la donación y se refirió a su hijo. “Tenía muchos amigos lectores e intelectuales, como él, que quieren venir a San Luis, porque sienten que cuando una persona vive en la memoria de la gente no ha muerto”, declaró emocionada.

Salino se confesó una lectora voraz y dijo que a pesar de estar de duelo intenta mantener el recuerdo de Rodríguez Saá, a quien definió como nietzscheano. “Abro libros y encuentro papelitos o cosas de él. Es mi manera de seguir ligada a él”, expresó sobre Carlos Juan que trabajó en los proyectos del Museo de la Poesía “Juan C. Lafinur” y el monumento al Bicentenario. “Él estaba trabajando en hacer el ‘Museo de Agüero’ en Merlo”, subrayó su madre.

“Tona” clasificó y ordenó los ejemplares traídos desde Buenos Aires junto a la periodista de El Diario, Luciana Urquiza. Entre esas reliquias literarias, próximamente se presentará el libro “Todos los niños todos”, que publicó Salino en coautoría con Vilma Marsall y Mirta Mobellán, donde analizan el camino que logró la desinstitucionalización de los niños en San Luis. “Más que un libro es un testimonio”, explicó.

La biblioteca ampliada ahora con voces puntanas y adoptivas reúne “Rastreando el rumbo”, el último libro de Jesús Liberato Tobares, varios ejemplares con historias de diferentes localidades de la provincia, “Historia de la provincia de San Luis” de Juan W. Gez,  la “Obra poética” de León Benarós, el libro sobre José La Vía, “Memoria descriptiva” de German Avé Lallemant, “Campo guacho” de Polo Godoy Rojo, “El rostro de la tierra puntana en la poesía”, de María Delia Gatica de Montiveros, entre otros. Hay ensayos, poesías, cuentos, novelas, antologías, crónicas e investigaciones culturales y científicas. Los géneros van desde lo infantil hasta la política.

El jefe del Subprograma San Luis Libro, Pedro Bazán, le entregó las obras a la mamá de Carlos Juan, María Antonia “Tona” Salino.

El jefe del Subprograma San Luis Libro, Pedro Bazán, le entregó las obras a la mamá de Carlos Juan, María Antonia “Tona” Salino.

Tres de las tantas joyas donadas:

“Obra poética” de Berta Vidal de Battini

Conforme narra el poeta Gustavo Romero Borri, en un café de Buenos Aires durante un atardecer de 1924, Carolina Tobar García, Delfina Varela Domínguez de Ghioldi y Berta Elena Vidal de Battini celebraron la publicación del primer poemario de Berta Vidal, titulado “Alas”.

“El máximo grado de intelectualidad al que podían acceder en San Luis era llegar a ser maestras, lo fueron, y siguieron tras los estudios superiores. Cada una de ellas construyó su camino y logró sus propósitos. Las tres sobresalieron en lo suyo”, expresa Borri, al prologar la “Obra poética” de Berta Vidal.

De las tres amigas reunidas (que son las primeras docentes universitarias que dio San Luis) sólo Berta vivió la experiencia de la poesía y la hizo pública en cuatro libros. “Su mirada, en cambio, es amplificada, abierta, seducida por el mundo físico y atenta a su más inmediato alrededor. Recorre admirativamente la esfera de lo circundante, nombrado, describiendo las huellas de la identidad de su lugar, interrogándolo, señalando lo que particulariza. Es como una exploradora asistida por la desnudez del asombro”, señala Borri.

En aquellos años del siglo XXI la mujer apenas podía alejarse de sus labores caseras y de crianza, Berta regaló cálidas estrofas en la literatura puntana que luego inspiraron a otros grandes como Agüero o Rosales. A mayor intimidad, más conmueve su voz: “Cuando vibro de pena/ inquietud o alegría,/ del alma mía/ tomo un fragmento,/ le suspendo alas/ y lo abandono al viento/.

“En torno a Lafinur”

En esta obra, la historiadora Teresa Fernández Bengoechea cuenta que entregados a su tierra y a la docencia, Juan W. Gez y Varela Domínguez, a través de los escritos de Lafinur, contemplan dos siglos de historia y comprenden la gravitación de sus ideas, “al generarse una fraternidad literaria que nos permite preservar la memoria individual y colectiva”.

Fernández invita a releer los escritos del joven docente de traje seglar, que desafiaba las normas establecidas y los de quienes bien lo interpretaron como hombre de acción, poeta y filósofo.

Aunque Lafinur tenía facilidad para el verso, Gez dirá que la característica más interesante de su privilegiada inteligencia son sus ideas, sus grandes aspiraciones, su acción eficiente para realizar en este suelo los ideales del progreso y de la vida moderna. “Lafinur pertenece a esos espíritus selectos y nobles caracteres que aparecen de tarde en tarde para dar impulso y tomar la iniciativa de alguna empresa social”, dice el investigador de las ciencias sociales.

Luego, con su tesis doctoral, Varela de Ghioldi señala que en el precursor del pensamiento argentino convivieron dos épocas: la colonial y la revolucionaria. También invita a espigar más y más en los senderos de las páginas históricas, para sacar al prócer del olvido.

“Casa de la mirada”, ensayos sobre un San Luis raigal

Al comienzo, Perla Montiveros de Mollo, hija de la reconocida escritora puntana, enuncia el recorrido: “En transcurrir soledoso, Luján me permitió el que yo me preguntara por la cinta infinita de su religiosidad; San Francisco del Monte de Oro registra raíces del legado sarmientino; Quines descubre su vitalidad desde la fiesta de su narrativa oral”.

Después, por estos y otros pueblos, Perla admira el coraje de los “lioneros”, a quienes según la tradición oral se los conoce como los narradores de persecuciones y caza de pumas en las regiones puntanas. También se detendrá a analizar la novela de Eduarda Mansilla, titulada “El médico de San Luis”, las leyendas sobre la huarpe Martina Chapanay, y “la palabra volcada en el jugar armonioso de los niños”. El libro, sustentado con varios estudios folclóricos, desemboca en cósmica resonancia: “Padre y señor del bosque/ Abuelo de barbas vegetales/ yo quisiera mi canto como torre/ para poder alzarla en tu homenaje;/ no el canto pequeño de la flauta/ dulce, delgado, suave,/ la de cantar la rosa y la muchacha/ sino el canto del mar, un canto grave/ con olores de vida y con el pulso/ musical y viviente de la sangre/”. Este capítulo final se titula “La celebración del árbol en poesía” de Antonio Esteban Agüero”.

Video: San Luis Libro donó 111 obras para “la Biblioteca de ‘Charly’”

 

Nota: Matías Gómez.

Fotos: Marcelo Lacerda.

Video: Guillermo Ramón.

Corrección: Mariano Pennisi.

Contenidista: Jorge Scivetti.