INCLUSIÓN SOCIAL
jueves, 22 octubre de 2015 | 13:38

Alumnos de la Escuela “Faustino Mendoza” recibieron una charla sobre ambientes inclusivos

La jornada forma parte de un ciclo que brinda la cartera Social en los colegios, para reflexionar sobre la falta de adaptación de las edificaciones a personas con discapacidad y la necesidad de espacios públicos e infraestructuras más inclusivas. Participaron estudiantes del secundario.

El ministro Hissa abrió la capacitación para estudiantes del secundario

El ministro Hissa abrió la capacitación para estudiantes del secundario

Con la idea de reflexionar sobre las nuevas concepciones de discapacidad, las barreras en los ambientes y cómo ayudar a los discapacitados, un equipo del Ministerio de Inclusión Social arribó este jueves a la Escuela N° 51 “Maestro Faustino Mendoza”, del Barrio Eva Perón. Se trató de un nuevo encuentro del ciclo del Subprograma Protección y Promoción a las Personas con Discapacidad, que recorre los colegios secundarios para tratar esos tópicos y generar conciencia.

El ministro de Inclusión Social, Gastón Hissa, realizó la apertura de la jornada y definió que “es un espacio para pensar si vivimos en una ciudad y en una provincia inclusiva, que integra a quienes tienen alguna dificultad”. Además, destacó que la propuesta es vivencial porque “se busca que los chicos puedan ponerse en el lugar y la perspectiva de quienes tienen una discapacidad”. Y consideró que “la mejor manera de dimensionar los conceptos es con ejemplos concretos”.

Sobe la dinámica de la charla, en la que emplean sillas de rueda, bastones y muletas para realizar prácticas, el ministro reveló que se centran en la noción de accesibilidad y detalló: “Los especialistas del Subprograma enseñan cómo ayudar a alguien ciego a cruzar la calle o acompañarlo al caminar, la posición del cuerpo y las manos. Y se muestra cómo desplazar correctamente a alguien en silla de ruedas y cómo colaborar con personas sordas”.

¿Accesibilidad?

Sobre ese concepto, los especialistas de Inclusión Social señalaron que se refiere a las adecuadas condiciones del entorno, que posibilitan a personas discapacitadas el desarrollo de las actividades de la vida cotidiana sin restricciones, de manera eficaz, autónoma y segura. “La accesibilidad comprende un conjunto de elementos encadenados que permiten acceder, usar y salir con autonomía, facilidad, y sin interrupciones”, precisaron.
Al respecto, manifestaron que a las barreras físicas deben agregarse culturales y comunicacionales, que también dificultan su autonomía en diversos contextos. Como ejemplo, citaron la ausencia de información en lenguajes adecuados para personas ciegas, sordas, o con discapacidad intelectual (lengua de señas, braille, audiodescripción, ayudas visuales) tanto en edificaciones como en la vía pública.

Ojos vendados para ver mejor

Al comienzo del taller, los disertantes les solicitaron a tres estudiantes que se vendaran los ojos voluntariamente para transitar parte de la jornada de ese modo. Con la venda puesta les hicieron recorrer el salón de actos escolar, donde tuvo lugar el encuentro, para que vivieran mejor la sensación de trasladarse sin el sentido de la vista. Luego contaron cómo lo vivieron.
“No sabes si dar pasos largos o cortos. Es como que te falta el equilibrio”, describió Bárbara. Para Bryan el acompañamiento del brazo le brindó “seguridad” aunque también tuvo complicación para mantenerse equilibrado. Mientras que “Emi” dijo estar “muy insegura e incómoda” y que tuvo que “tocar la pared para saber dónde estaba”. Las expositoras agregaron que la inseguridad es la principal sensación que tienen las personas ciegas, sobre todo al transitar por espacios desconocidos.

También explicaron desde la práctica cómo ayudar en la vía pública. “Siempre hay que presentarse y consultar si necesitan ayuda”, dijeron. Y señalaron que a veces pueden estar enojados y rechazar la ayuda, porque la discapacidad puede haber sido adquirida recientemente por enfermedad o accidente. “Hay que tener paciencia y tratarlos con dignidad y respeto. Esta charla apunta a incluir en la sociedad, a ser multiplicadores de esta idea para integrarlos. A tener empatía, que es la capacidad de ponerse en lugar del otro”, recalcaron.

El ministro Hissa protagonizó el ejemplo de colaboración con una persona ciega, en el que puntualizaron sobre la posición del cuerpo para acompañar sin entorpecerles el paso. En el caso de alguien en silla de ruedas, dijeron que hay que ponerse a la altura de la persona para que no deba elevar el cuello al dialogar y acompañarlo de manera tal que no le genere vértigo.

Nota y Foto: Darío Calderón – Prensa Ministerio de Inclusión Social.

Corrección: Berenice Tello.