TURISMO
lunes, 12 octubre de 2015 | 15:16

Estanzuela, desde un dron

Ocupada durante siglos por los comechingones, en 1753 se instalaron los jesuitas, 150 kilómetros al noreste de San Luis, en Villa del Carmen, al pie de las sierras y rodeados por bosque nativo y fauna local. El histórico legado encanta a los visitantes.

Dentro del departamento Chacabuco, la localidad de Villa del Carmen atesora Estanzuela.

El lugar es un paraíso de aves. Teros, horneros, lechuzas de las vizcacheras, naranjeros, zorzales, atajacaminos, picahuesos, cotorras serranas, aguiluchos, chimangos, son algunas de las especies que pueden avistarse en el bosque nativo formado por algarrobos, talas, chañares, espinillos, jarillas, poleo, usillo, peperina y palmeras caranday.

“Las Sierras de la Estanzuela fueron ocupadas durante siglos por los comechingones, una etnia indígena de cazadores y agricultores de maíz. Como testimonio de su presencia histórica, es posible observar restos de las casas de piedra o cuevas en las que habitaban, una de ellas con pinturas rupestres. También hay morteros de piedra, junto con rascadores, lascas y bolas de caza”, explican en la web de Estancia Estanzuela.

“Es un sitio histórico de la provincia”, contó el documentalista y naturalista Lucio Aquerreta, quien realizó el video con un dron, que está disponible además en Youtube.

“En 1753 se instalaron en Estanzuela los padres jesuitas. Construyeron una represa con el agua del arroyo, trazaron acequias y canales de riego, y nivelaron los terrenos circundantes. Edificaron la casa principal y una capilla, y rodearon las construcciones con una gruesa pirca de piedra laja. Finalmente, bautizaron el lugar, que pretendía ser una finca modelo, con el nombre de Estanzuela. En 1767 los padres de la Compañía de Jesús fueron expulsados de América por el rey Carlos III, pero su obra permanece hasta la actualidad: la traza actual del casco de la estancia es esencialmente la que ellos diseñaron. Los jesuitas comenzaron también la industria de producción de cal en las sierras circundantes, y los criollos que los sucedieron la continuaron. Aunque esta industria fue abandonada en el siglo diecinueve, las imponentes torres y los profundos fosos de los hornos de cal sobreviven intactos, en parte cubiertos bajo la vegetación. Durante la campaña de Independencia, Estanzuela jugó también un papel histórico. Funcionó como posta y hostería para los patriotas que cruzaban hacia Mendoza y Chile con el ideal de unirse a la empresa libertadora latinoamericana. Después de la batalla de Chacabuco, el General San Martín confinó en Estanzuela al depuesto capitán general de Chile, el Mariscal Francisco Casimiro Marcó del Pont. Allí pasó sus últimos años, hasta su muerte en 1821”, explican en Estanzuela.

Cada tanto, atravesando este legado histórico o en las cercanías también pueden observarse en libertad vizcachas, iguanas criollas, pecaríes, pumas o sachacabras, pequeños venados de monte, emblemas de la región. En los espejos de agua aledaños hay carpas y truchas.

Asimismo, en la localidad que, según el censo de 2010, cuenta con 751 habitantes, entre sinuosos terrenos serranos pueden desarrollarse caminatas, cabalgatas, o safaris fotográficos. Durante la temporada turística, el balneario municipal es otra de las atracciones, 150 kilómetros al noreste de San Luis.

Nota: Matías Gómez.

Corrección: Mariano Pennisi.

Contenidista: Emilce Martínez.

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