VOLVER A MALVINAS
lunes, 12 octubre de 2015 | 12:16

“Es como vivir en carne propia lo que te habían contado”

Silvia Konig es la hija de Teresa López y de Jorge Alberto Konig, un mercedino que murió hace algunos años y que en la guerra de Malvinas era el encargado de la usina eléctrica en el Aeropuerto de Puerto Argentino. Él no pudo regresar a estas latitudes, pero su esposa y su hija sí. Ayer visitaron los lugares por donde Jorge anduvo por el ’82 y la emoción, el llanto y la alegría no pudo ser contenida. “Son emociones encontradas. Es como que vivís en carne propia lo que te habían contado”, dijo.

Silvia Konig tomada del brazo de su mama, Teresa López, recorrieron Puerto Argentino donde estuvo apostado Jorge Alberto Konig.

Silvia Konig tomada del brazo de su mama, Teresa López, recorrieron Puerto Argentino donde estuvo apostado Jorge Alberto Konig.

Muchos de los integrantes del contingente conocieron a Konig e intercambiaron historias con las mujeres, que sabían mucho de la guerra a pesar que el héroe no le gustaba hablar ni recordar mucho del tema.

“Son sensaciones encontradas cuando llegás acá”, le dijo Silvia a la Agencia de Noticias San Luis. “Por un lado es emoción de alegría de poder saber que él estuvo en este mismo lugar, que pisó estas tierras y que trató de defenderlas. Me hubiera gustado muchísimo que él hubiera podido volver. Eso era lo que más quisiera que se hubiera dado y que papá hubiera podido volver a las islas”, agregó.

Silvia tenía sólo 9 años en el momento de la guerra y tal vez no entendía tanto de que se trataba. Sin embargo, con el paso del tiempo, tomó mayor conciencia de lo sucedido y eso la metió de lleno en la “causa Malvinas”.

Konig tenía 52 años al momento del conflicto bélico, era uno de los más veteranos de los que estaba y se encargaba de la usina eléctrica del Aeropuerto ubicado en Puerto Argentino. “La guerra para él, era un momento de su vida que le había tocado vivir y que había que seguir adelante. Siguió trabajando y al poco tiempo se retiró”, recordó Silvia.

El lugar de destino era uno de los más bombardeados por los ingleses y Silvia lo recuerda así a través de los dichos de su padre: “Papá decía que los bombardeos eran todas las mañanas y que desde tempranito se escuchaban los Sea Harrier. El 1º de mayo fue su bautismo de fuego, cuando los ingleses lograron dar en el blanco y se quedaron sin usina y sin luz. Después debía rebuscárselas para tener electricidad en toda esa zona que se necesitaba”.

Para finalizar, Silvia, acompañada todo el tiempo por su mamá Teresa, dijo también que “estamos completamente felices porque con este viaje cerrás lo que viviste y lo que te habían contado. Es como que vivís en carne propia lo que te habían contado”, finalizó.

Enviados Especiales

Nota: Jorge Scivetti.

Fotos: Héctor “Tino” Videla.

Videos: Luciano Grangetto.