CULTURA
domingo, 14 junio de 2015 | 22:12

Mario Ceretti, el periodista de la “vieja escuela” que leía a Agüero

Mario Ceretti eligió Merlo para vivir y escribir durante sus últimos años. Este domingo se cumple el primer aniversario de quien fue uno de los fundadores de la Asociación Cultural “Antonio Esteban Agüero”.

Mario Ceretti eligió Merlo para vivir y escribir durante sus últimos años.

Mario Ceretti eligió Merlo para vivir y escribir durante sus últimos años.

“Para ser periodista agarrá una silla, sentaté al lado del Obelisco y mirá qué le pasa a la gente”, le aconsejaba Mario Bernaldo de Quirós a Ceretti. Más tarde, en San Luis, Mario Enrique siguió a su maestro pero cambió el monumento porteño por la danza de colores sobre las Sierras de los Comechingones.

El escritor y periodista Ceretti había nacido en Roldán, provincia de Santa Fe. En Rosario se recibió de abogado. En la década del 60 se trasladó hasta Capital Federal, donde colaboró para redacciones de revistas como Panorama, Claudia, Siete Días. En Panorama que “tenía una forma de investigar profunda, con un estilo elegante, ameno, gracioso, y a veces pedante, como también era ‘Time’, -según recordó después Ceretti- conoció a Quirós, “un periodista de la antigua escuela, fumador, nochero, sofisticado, mujeriego y cultísimo”.

“Adiós a un dandy del teatro y la crítica”, tituló el año pasado el diario La Nación cuando recordó al destacado periodista que falleció el 14 de junio de 2014, a los 85 años, en Buenos Aires.

Por expreso pedido suyo, las cenizas fueron trasladadas hasta Merlo, tierra del “Capitán de Pájaros” y el “Algarrobo Abuelo”, a quienes Ceretti leyó para fundar la Asociación Cultural “Antonio Esteban Agüero”. “Comparaba a su Merlo con el cielo”, dice la presidenta de la Asociación, Teresa Fernández Bengoechea, doctora en Historia.

Ceretti fue corresponsal en Nueva York de la editorial Abril y secretario de Artes y Espectáculos de La Razón, en la época de Jacobo Timmerman. Cultivó un estilo elegante y cargado de humor al igual que sus charlas con sus amigos en la villa turística.

Ceretti escribió libretos y textos, tanto para la televisión como para el teatro. Simultáneamente, tradujo varias obras al castellano. Como crítico trabajó en medios gráficos, radiales y televisivos. Fue uno de los miembros fundadores de la Asociación de Cronistas del Espectáculo (ACE).

En el libro “Paren las rotativas. Historia de los grandes diarios, revistas y periodistas argentino”, el autor Carlos Ulanovsky, describe el perfil de Ceretti: “tiene el título de abogado, pero nunca ejerció. Hablaba y escribía varios idiomas y cuando llegó de Santa Fa a la Capital en los años 60, se empleó en la editorial Jackson, que estaba traduciendo la enciclopedia “El Tesoro de la Juventud”. Enseguida entró en la editorial “Abril”, pero a las pocas semanas ya era todo un cronista y un redactor de sus propias notas, como Martín Iriart, Mario Bohoslavsky y Ovidio Lagos”.

La fecha del 27 de julio de 1977 marcó a fuego a Mario. Fue cuando fuerzas desconocidas se llevaron a su sobrino, Conrado – un brillante periodista internacional- y a su pareja Diana Guerrero. Ese día empezó para Mario una parte de su vida que nunca imaginó, por la incertidumbre que no se agota y por la esperanza convertida en angustia eterna. Guardó entonces ese dolor íntimo en su corazón.

“El hombre necesita expresarse. No es un ser aislado, lo aquejan problemas e infortunios, lo alegran sus progresos y sus éxitos, lo preocupa lo que ocurre en su comunidad, en su nación, en el mundo. ¿A qué recurre entonces? ¿A qué recurrió desde los albores de su aparición en el planeta? A los gestos primeros, a la palabra después para decirle a sus semejantes lo que sentía”, dijo Mario en uno de texto difundido en 2013.

“Libros viejos que no han perdido su esencia, legado de grandes autores que ya no están, libros nuevos, discutidos o aceptados masivamente. Y periodistas que, de todos los ángulos del conocimiento, pretenden, casi todos de buena fe, transmitir su mensaje. En cada uno de nosotros reside el poder de decisión. Leamos lo que nos guíe, lo que nos instruya, lo que aclare nuestras  dudas, que nos enseñe y aliente a ser mejores. Para eso están los libros de hoy y de ayer. Y oigamos y leamos a aquellos periodistas que, con su trayectoria limpia y sin renunciamientos, nos garanticen una visión real y sin concesiones del mundo en el que estamos viviendo”, soñó.

 

 

Nota: Matías Gómez.

Fuente: Diario La Nación- Asociación Cultural “Antonio Esteban Agüero”.

Fotos: Gentileza.

Corrección: Berenice Tello.