miércoles, 10 octubre de 2012 | 17:36

La institución digital ‘Albert Einstein’ obtuvo su primer certificado como ecoescuela

Se trata de un proyecto donde los establecimientos educativos trabajan durante todo el año para convertirse en escuelas ecológicas. Por este esfuerzo, la EPD Albert Einstein ganó 150 árboles de diferentes especies.

“Ecoescuelas, un camino a la certificación ambiental” es el slogan que moviliza a las instituciones educativas a instalar la conciencia ambiental entre los alumnos y su entorno. Ayer, la Escuela Pública Digital (EPD) ‘Albert Einstein’ certificó la primera etapa del plan que es ejecutado por el programa Mecanismo Desarrollo Limpio (MDL), de la Universidad de La Punta (ULP). Realizarán una nueva auditoría a fines de octubre para certificar la segunda instancia y, a fin de año, la escuela podrá obtener el título de Ecoescuela.

Para ser ecoescuelas las instituciones deben cumplir ciertos requisitos: sumar a su currícula escolar temas como forestación, eficiencia energética, gestión de residuos y consumo responsable. Si cumplen por lo menos con tres de estas aristas, logran la certificación. Si eligen las cuatro, obtienen premios. La EPD Einstein optó por ejecutar todas las temáticas y obtuvo 150 árboles, entre ellos, limoneros, paraísos y algarrobos.

Son cuatro los niveles de certificación que deben superar los colegios: Pedagógico; Gestión; Relación de la Institución con la comunidad; y Publicación. Durante la auditoría en la escuela digital los docentes justificaron el primer nivel: pedagógico. Este consta de la presentación de tareas en la planificación diaria, actividades realizadas por los chicos, sustentadas con fotografías que demuestren la ejecución de estas acciones.

Las maestras, Romina Paredes y Paola Torres, son responsables de llevar adelante el proyecto, y coordinar con todos los docentes de la EPD, ya que participa el 100% de los alumnos. Señalaron que la institución desarrolló todos los ejes propuestos por MDL de manera interrelacionada para lograr la formación de un conocimiento interactivo y acabado. Partieron de conocimientos básicos sobre el por qué y el para qué se cuida el medio ambiente, de ahí surgieron disparadores como la basura, qué reciclar, cómo hacerlo, qué nos aportan los árboles, etc.

En el tópico gestión de residuos, explicaron, se hizo mucho hincapié “porque es lo que más se genera y lo que menos en cuenta se tiene”. Los chicos generaron investigaciones sobre las bolsas de nylon y participaron junto a sus padres en talleres de reciclado, donde tejieron bolsos con hilos de nylon. También se trabajó el reciclado. “Con las familias hicimos talleres de reciclado de desechos electrónicos, por ejemplo, mouse que ya no se usan, radios, teléfonos, teclados, etc. Con eso creamos juguetes para nivel inicial. La idea es reciclar según las necesidades que surjan. Desde la materia plástica se trabaja mucho con material reciclado y se fomenta así la creatividad”, destacaron las educadoras.

En cuanto a la eficiencia energética, primero se realizó un análisis sobre su función y qué medidas se pueden tomar para cuidarla. Los chicos ejercitan tanto en la escuela como en sus hogares apagar las luces cuando no se ocupan, abrir las ventanas para aprovechar la luz del sol, desenchufar la computadora mientras tenga batería, entre otras acciones.

Asimismo, los niños de la escuela Einstein trabajan la forestación en una huerta en el patio del establecimiento y además calculan, con un software, la cantidad de árboles a plantar según el uso de energía en la escuela y sus hogares. De esta manera compensan la contaminación del ambiente. En referencia a esto, Torres y Paredes señalaron: “Nos entregaron 150 árboles de diferentes especies, ahora los chicos van a investigar sobre sus características, en qué estación deben ser plantados, cómo debemos cuidarlos”. Y agregaron: “Todo lo que abordamos sobre el medio ambiente es aplicable a las distintas materias, por ejemplo, en Matemática vemos la distancia en que se deben sembrar una planta y también la altura que alcanza. Desde Naturales, estudiamos el crecimiento y en Lengua abordamos su descripción”.

El consumo responsable es transversal a los otros ejes, desde el uso de los recursos y también se aplica a la adquisición de artículos. En este sentido, las docentes resaltaron que les inculcan a los niños fijarse cuando van a comprar que el producto sea biodegradable, al igual que su envase, y evitar múltiples envoltorios. En relación a ello, en la escuela también se fomenta la merienda saludable, esto impacta tanto en la implementación de una alimentación sana, como en la compra de alimentos ya que, por ejemplo, es preferible que los chicos coman frutas que generen residuos orgánicos o pochoclo casero, que no requiere un proceso de elaboración químico, a que coman un alfajor o un paquete de galletas.

Por otra parte, las maestras comentaron las actividades que realizaron sobre el agua: “El consumo y el cuidado responsable del agua es muy importante, un factor del que hablamos mucho pero hacemos poco. Los chicos filmaron un video sobre la temática, donde participan padres. El guión fue basado en un día de picnic, junto a un río, y al llegar descubren que está contaminado con basura. De allí generan medidas para remediar la situación y evitar que esto continúe. Los padres colocan tachos de basura y relatan información sobre la cantidad de tiempo que tardan en degradarse los diferentes residuos”.

Dentro de los requerimientos para certificar como ecoescuelas, las instituciones también deben realizar publicaciones. El video fue parte de esta instancia, asimismo, los chicos se presentaron en la feria de ciencias con la temática residuos. Se creó una carpeta viajera que los niños llevan a sus hogares y junto a su familia incorporan información libre sobre el medio ambiente. Finalmente, entre otras acciones, las paredes de la escuela están colmadas de mensajes ambientales. “La mejor colaboración que pueden hacer los niños es multiplicar la información en su entorno”, coincidieron las maestras.

La experiencia de los chicos

Micaela Rivara (10) contó su vivencia dentro del proyecto Ecoescuelas. “Yo investigué que las bolsas de nylon se hacen con petróleo y otros derivados de industrias petroquímicas. Es por esto que contaminan el ambiente. Nosotros no decimos que dejen de usarlas porque hay mucha gente que vive de eso y se van a quedar sin trabajo, lo que queremos es que disminuya su uso. Cuando vas al supermercado y comprás cosas pequeñas no hace falta pedir bolsa. El artículo 41 de la Constitución Nacional dice que todos tenemos derecho a un ambiente sano”, afirmó la pequeña.

Su compañera Maby Ochoa (10) relató que a ella lo que más le gustó fue hacer el experimento ‘corte de suelo’ y explicó que consiste en rellenar envases alternados con diferentes elementos, como tierra, arena, ripio, bolsas de nylon y desechos orgánicos.

Luego observaron su descomposición a través del tiempo. La pequeña destacó que el frasco que contiene la bolsa de plástico tardará 150 años en descomponerse. “Hay que tener cuidado con lo que hacemos con las bolsas, porque si la dejamos en el río se contamina el agua y los animales pueden morir, en la tierra no crecen las plantas y si la quemamos, no se puede sembrar sobre ese suelo y el humo contamina el aire”, argumentó Maby.

En tanto Luhé Romanell (6) creó muñecos para su salita de jardín con objetos tecnológicos en desuso. “No tenemos que tirar la basura electrónica porque contamina el planeta. Yo y mis amigos hacemos juguetes. Acá tengo una muñeca que hice con un control remoto, tiene pollera de papel y estos cables son los pelos. Mi mamá me ayudó a hacer mi Perry, que es un Ornitorrinco”, conto. Seguidamente, sostuvo que le resulta divertido estudiar medio ambiente y concluyó que “para que no se contamine no hay que tirar basura, porque sino las plantas y los animales se mueren”.

Informes: ciu@ulp.edu.ar –Tel: 4452000-6089

Docentes y alumnos comprometidos con el medio ambiente.

Docentes y alumnos comprometidos con el medio ambiente.